jueves, 9 de diciembre de 2010

El concepto de dios


Algún tiempo después de su creación, la sociedad fijó las leyes, reglas de obligada observación fuera de las cuales no existen hermanos, solamente miembros de una sociedad profana, no iniciática. Con posterioridad, estas "leyes" han variado, con interpretaciones múltiples, Incontestablemente, las sociedades era de esencia religiosa; y su carácter sagrado se ha conservado. En este entorno es donde la evolución del concepto de dios o el creador debe ser examinada en el transcurso de los últimos siglos.
Pero, para que todo quede aclarado y puntualizado, parece oportuno definir previamente los dos conceptos fundamentales que han sido llamados: deísmo y teísmo.
El deísmo es una representación mental, que reconoce la existencia de una potencia superior, denominada generalmente Dios. Es una creencia basada en la razón, pero que rechaza toda revelación y, por tanto, todo dogma, pero que observa la religión natural. En una palabra, el deísmo cree en una entidad superior incognoscible.
El teísmo, por el contrario, es la creencia en un sólo Dios personal y transcendente y en su voluntad revelada. Es el Dios creador del universo y del hombre, que rige a ambos pues está imanente en toda su creación.
Por eso, el deísta admite que su razón puede concebir la existencia de una potencia supra humana, de un Absoluto, de un Principio, rechazando el analizar las características que escapan a las facultades humanas; en una palabra, a definir esta entidad, mientras que el teísta se considera capaz de estudiarlo y de dogmatizar.
Hecha esta puntualización, es evidente que el problema esencial e indiscutible para la sociedad, es la creencia en dios a la Gloria del cual se cree y trabaja. Es evidente que, así concebido, el significado de dios. Debería, en principio, ser admitido tanto por los teístas como por los deístas, pero ¿qué sucede en la realidad?.
"Un semejante tiene la obligación de obedecer la ley moral
Se trata también de una manifestación de tolerancia, tan amplia como el estado de conciencia
"Cualquiera que sea la religión de un hombre o la manera de adorar a Dios, no será excluido de la sociedad, siempre que crea en el creador del cielo y de la tierra".
Este dogma está concretado como sigue:
"La sociedad tiene un culto para conservar y extender la creencia en la existencia de Dios. Para ayudar a los hermanos a regular su vida y su conducta sobre los principios de su propia religión cualquiera que ella sea. Con la condición de que sea una religión monoteísta, que exija la creencia en Dios, como Ser Supremo y que esta religión tenga un Libro Sagrado, considerado como el contenedor de la Voluntad revelada de Dios y sobre el cual el pueda prestar juramento.
Por consiguiente, el hombre de buenos principios debe tener un Dios personal y creer en sus dogmas. Esta posición teísta está confirmada por varios célebres escritores que estiman que la ley esencial es la creencia en la existencia de Dios como Gran creador y en la resurrección en una vida futura.
La creencia en Dios, y en su Voluntad revelada es una condición esencial para la admisión y aceptacion de sus miembros en esta sociedad".
"Creencia en Dios, creencia en su Voluntad revelada expresada en el Libro de la Santa Ley; creencia en la inmortalidad del alma".
En la linea del espíritu liberal que se le caracteriza, se designa a Dios, señalado el concepto fundamental: el Gran Creador del Universo. Este concepto es evocador de un Principio de Orden regulador del mundo manifestado, sin jamás tratar de definirlo.
Sin embargo, la aprensión de este concepto despierta de la consciencia de cada hombre
1º.- "Creencia en un Principio de Vida, Creador y Ordenador transcendente e imanente. Sabiduría infinita, conocimiento perfecto, Amor, Perfección, ese es nuestro dios que condiciona nuestra vida.
2º.- "Cada uno elige su sentimiento personal en el vasto jardín iniciático, pero todas las vías individuales conducen hacia el Conocimiento del Infinito y hacia la identificación final del Iniciado con Ella. ¿Cómo se podría reconocer este camino iniciático si el viajero no creyese en la existencia del fin hacia el cual avanza?".
"La idea de dios tiene un sentido. Las sociedades manifiestan así su unión a un universo donde los sentidos le conducen sobre los no sentidos, el Ser sobre la Nada".
Dios es el Principio Creador, dinámico por excelencia, organizador del Universo. Pero ningún dogma le está relacionado.
Es posible concebirlo como la ley que rige la materia donde los hombres no pueden percibir nada más que las manifestaciones sensibles; en este caso, el Universo visible, donde él es el Principio conductor y conservador, es la Divinidad en estado de manifestación.
Se puede entender como el organizador, el ordenador, el geómetra, la fuerza ordenatriz que lucha contra el caos y lo sustituye por la armonía, es decir, como un principio de orden.
Se le puede admitir también como un Dios creador, principio de la existencia. Este puede ser el Dios de los filósofos, también como el Dios de las religiones reveladas. Justifica siempre la lucha del hombre contra la materia, el azar o el destino.
El símbolo de dios no está unido a ninguna creencia, expresa, por consiguiente, la fe de las personas en la total libertad de conciencia. Se sitúa de una forma natural en el cuadro de la iniciación sobre un plano ideal trascendiendo al caos, exaltando los valores espirituales más altos, dando el gusto por lo sagrado y conduciendo el viaje hacia lo invisible.
"Dios toma toda la masa de cosas visibles que no estaban en reposo, se movían sin regla y sin orden, y las hace pasar del desorden al orden, estimando que el orden es superior a todos los conceptos".
Es igualmente la Divinidad de la que habla Voltaire en sus Diálogos Filosóficos:
"Este dios si es visible a nuestro espíritu y al mismo tiempo incomprensible, ¿cuál es su morada? ¿Desde qué cielo, desde que morada envía él sus eternos decretos a toda naturaleza? Yo no sé ni entiendo nada, pero sé que toda la naturaleza le obedece".
Es también el Dios evocado por Descartes en todas sus Meditaciones:
"Se encuentra en Dios una infinidad de cosas que no puede comprender ni entender, pues su naturaleza es infinita y la mía está cerrada y limitada, por lo que no puedo comprenderla".
En fin, en Emilie, Jean Jacques Rousseau, expresaba:
"La idea de creación me confunde y rebasa mi entendimiento".
Para mis hermanos no es pues necesariamente una persona divina donde la voluntad revelada será visible y se explicaría de una vez para siempre por el texto inmutable de una Ley escrita. Es un principio superior que no exige ningún credo.
"Para revelar al hombre a sus propios ojos, para hacerlo digno de su misión sobre la tierra, la sociedad sitúa el principio que el Creador Supremo ha dado al hombre como bien más preciado, la Libertad; patrimonio de la humanidad entera, don que ningún poder tiene el derecho de suprimir o coartar y que es la fuente de sentimientos de honor y de dignidad".
Las sociedades, que se autodefinen "tradicionales" son teístas y se han transformado en el curso de los años en conformistas, intolerantes y más o menos sectarias, exigiendo la creencia en un Dios personal. Por el contrario, el deísta, es liberal y tolerante. Ha permanecido fiel a la Tradición teniendo en cuenta la evolución espiritual de la humanidad en el curso de los dos últimos siglos.
En este aspecto, más aun que en otros, la búsqueda de la verdad necesita una absoluta libertad de pensamiento y de consciencia, conjugada con su indispensable corolario: el respeto del hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario