lunes, 21 de marzo de 2011

La seguridad pública de Cancún talón de Aquiles del gobierno


El problema de la inseguridad en Quintana roo es un tema que además de ser preocupante, se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Escuchamos, leemos y vemos por todos los medios, noticias escalofriantes acerca de la creciente delincuencia organizada en nuestro estado. El rubro específico de los secuestros, ha creado tal hartazgo en los habitantes del estado que se organiza ya una marcha organizada contra la inseguridad.
Los “dimes y diretes” entre gobernantes, directas e indirectas, ha desviado la respuesta positiva a la problemática actual en el tema de inseguridad, que todos los Quintanarroenses quieren escuchar. Quintana Roo no desea seguir siendo partícipe de la ineficiencia de los gobiernos Lo que Quintana roo quiere ver, es un cambio real, palpable y trascendental en las leyes a secuestradores, una policía efectiva, erradicar la impunidad, castigos reales.
Otro tema que derrama de tal problemática, es la falta de denuncia por parte de las víctimas; que si bien es cierto, es muy importante cómo muestra de manifestación a los hechos, también cae en la desidia del pueblo por la falta de resultados. Lo que consideramos importante es que Quintana Roo se manifieste, no importa el medio, pero que los gobiernos de cada municipio y por supuesto, el federal, sepa que no se está de acuerdo con los resultados que se han mostrado en los últimos años.
Todos los temas que se llevan al congreso del estado son importantes, el tema económico, de desarrollo social, el financiero, etc., pero el que seguramente usted está de acuerdo que urge resolver ya, es el tema de la inseguridad.
Todos los habitantes de éste estado, sobre todo Cancún la ciudad turística más importantes del mundo, han sido blanco de algún robo, asalto o secuestro, directa o indirectamente; alguien cercano a nosotros (amigos, familiares, vecinos o simplemente conocidos) ha tenido que soportar alguno de éstos tristes sucesos sin ser resueltos.
Cuántas veces no hemos escuchado en pláticas sobre el tema, que la gente exige la intervención de los militares, la pena de muerte a secuestradores, la ley de “diente por diente” a violadores o matar con mano propia a quién se atreva a meterse con los nuestros. Si bien estas ideas pudiesen parecer inhumanas, no están tan lejos de llevarse a cabo si nuestro gobierno sigue buscando responsables a su ineptitud e incapacidad de darnos la seguridad a la que tenemos derecho constitucionalmente como pueblo.
¿Hasta cuándo y hasta dónde vamos a estar dispuestos a seguir viviendo bajo la amenaza de salir de casa y no regresar nunca más?
Un sistema judicial ineficiente y con corrupción es otra causa de la delincuencia
Todos estos aspectos forman parte de un todo. Aunado a lo anterior, está el sistema judicial y penitenciario del estado. Aquí la autoridad tiene la principal responsabilidad. Capacitación de la policía, responsabilidad del ministerio público. Recordemos que estos miembros de la sociedad han salido de familias como muchas otras; así que la reflexión es si nosotros hemos sido partícipes de la corrupción.
La relación del problema con el sistema penitenciario
En cuanto al sistema penitenciario, es un tema que requiere de un análisis mucho más profundo, que va más allá de proponer penas más severas a los delincuentes, es decir, sí debe haber penas más severas pero debe haber otras acciones paralelas. Como víctimas de delitos a veces no pensamos en las razones por las cuales otros delinquen, y penosamente vemos que cada vez hay más jóvenes involucrados. Aquí la propuesta es ver que las cárceles y reclusorios realmente sean “centros de readaptación”. Es frecuente escuchar que son las universidades de los delincuentes, lo que no sabían ahí lo aprendieron, pero qué hacemos como sociedad para mejorar a esta gente, para darle una segunda oportunidad una vez que concluya su pena (no todos están ahí por secuestradores, violadores o asesinos). Propongamos cárceles de alta seguridad, pero veamos que los internos trabajen, estén ocupados, sean apoyados psicológicamente.
Los legisladores y otras autoridades
Exijamos mejores policías, pero respetémoslos. Su trabajo no es fácil, si nosotros los denigramos ellos tampoco aceptarán con dignidad el papel que desempeñan en la sociedad. Como pueblo tenemos el poder de exigir, veamos que a ellos se les den sueldos dignos, de acuerdo con su trayectoria, antigüedad, ocupación. Y por qué no, bajemos las prestaciones de jubilación a quienes no las necesitan: funcionarios públicos que tienen sueldos altísimos de por vida; diputados y senadores que se fijan a sí mismos sus salarios y prestaciones.

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