domingo, 3 de octubre de 2010

¿Cómo afecta la violencia al turismo de Cancún?


En Cancún como en otras regiones de México, se hacen esfuerzos de promoción de las actividades turísticas a través de campañas publicitarias lanzadas desde oficinas gubernamentales y organizaciones privadas para atraer visitantes, mediante la oferta de sitios paradisiacos para descansar, lugares para correr aventuras, paisajes naturales para recrear la mente y ejercitar el cuerpo, ambientes ecológicamente sanos para olvidar la contaminación de las grandes ciudades, espacios para competir en eventos deportivos, disfrutar tradiciones gastronómicas, admirar vestigios arqueológicos, gozar placeres lúdicos y conocer otras culturas.

En las imágenes que proyectan los lugares turísticos de Cancún destacan las bellezas naturales del territorio, los colores del paisaje de la costa, así como la amabilidad y bonhomía de sus habitantes.

Se difunde en los mensajes que en Cancún el mar es más azul, que la espuma es blanca y que la arena de nuestras playas se mezcla con polvos de oro; que las gaviotas revolotean casi al ras de nuestras cabezas, que los albatros dibujan caprichosas figuras en el aire y que los pelícanos conviven con pescadores y visitantes junto a las lanchas donde comercian el pescado en la Playa; que los atardeceres se pintan de bellos colores; que los platillos cocinados con pescados y mariscos de nuestros mares, bahías y esteros son un deleite para el buen gusto; además se presume la arquitectura de la zona hotelera y se destacan lugares vivos de las tradiciones populares como los mercados municipales.

No obstante, en ninguno de los mensajes publicitarios se alude a los problemas de violencia e inseguridad que se sufren en Cancún, ni de las matanzas masivas como las que han acontecido.

El turismo y la violencia son incompatibles. Cuando los actos violentos ocurren de manera reiterada en regiones turísticas se genera pérdida de confianza por parte de los potenciales visitantes, se reduce el número de visitas al destino, se caen los ingresos de las empresas dedicadas a los servicios del ocio, aumenta el desempleo en el sector y se provoca estancamiento económico porque con los actos violentos se paralizan las nuevas inversiones y se anula el crecimiento.

Los lugares turísticos más exitosos en el mundo gozan de excelente clima de seguridad pública y de bajos índices delictivos. Una manera de destruir un destino turístico consiste en provocar actos violentos en su entorno y difundir las noticias sobre tales hechos a nivel internacional.

Un problema para los destinos turísticos localizados en entornos violentos e inseguros radica en la contradicción que se genera entre los mensajes de tranquilidad, armonía y paz que se publican en las campañas publicitarias y las noticias sobre hechos violentos que se difunden en los medios.

Los homicidios realizados con armas de alto poder como los fusiles de asalto, las granadas o las bazucas, así como las decapitaciones, la desaparición y los secuestros de personas, además de los enfrentamientos, robos y asaltos, son hechos que muestran los altos niveles de descomposición social que actualmente padecemos en Cancún.

En Cancún los homicidios crecen sin que nadie detenga a los sicarios y a sus jefes, la ola de violencia registra más de cien muertes de este tipo en lo que va del año.

La estadística del crimen en Cancún es una fuente de malas noticias para la promoción turística de destinos como Isla mujeres Cozumel Playa del Carmen. Las inversiones anunciadas de nuevos desarrollos turísticos pueden ser afectadas por los aires de violencia que se respiran en Cancún.

El miedo que sufre la ciudadanía por la alta frecuencia de asesinatos, secuestros y asaltos, así como la corrupción policiaca y la ineficiencia de las autoridades encargadas de brindar protección e impartir justicia, conforman factores negativos que afectan la confianza ciudadana, la sana convivencia social y la atracción turística.

Lo que menos quieren los turistas es visitar lugares violentos e inseguros. Por ello, cuando los medios difunden las noticias sobre asesinatos, lo primero que se cambia en las mentes de los turistas potenciales son las imágenes de paz y armonía que se proyectan en los mensajes pagados en las campañas publicitarias por empresas y gobiernos. Por eso resulta un contrasentido hablar ahora de visitas turísticas a Ciudad Juárez, Tijuana o Culiacán, por ser estas tres ciudades marcadas por las cicatrices de la violencia, la inseguridad y el narcotráfico.

La mala influencia que ejerce la violencia sobre el turismo no se puede corregir ocultando los delitos; el problema no se resuelve pidiendo a los medios que no difundan los hechos violentos para de esa manera mejorar el impacto de las campañas publicitarias. No se pueden ocultar los delitos sobre todo ahora que estamos en la era de la comunicación electrónica. Lo que se necesita es combatir el fenómeno en todos sus niveles, no solo enfrentar el problema en el área policiaca sino incidir sobre las causas que originan la violencia y la inseguridad, exigir que los gobiernos apliquen políticas públicas eficientes para trabajar en forma profesional sobre los factores que generan la violencia para evitar su reproducción y reducir al mínimo sus manifestaciones.

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