lunes, 8 de marzo de 2010

La humildad de Juárez Segunda parte


"Como hombre que desde su nacimiento padeció en carne propia el tremendo desequilibrio social de la época estaba convencido que sólo mediante una política bien intencionada, sin lastre de pasados agravios y ambiciones mezquinas podrían prosperar los pueblos, pues consideraba de modo muy particular que no siendo suficientes las normas teóricas de gobierno para cimentar la felicidad de los gobernados, pues primero habría que dar leyes que acabaran con las sediciones del momento y luego romper los diques de la tradición y las costumbres convertidas en usos inveterados que impedían el progreso."
Lo expresado en párrafos anteriores confirma que Benito Juárez fue un masón que perteneció a la logia o logias de su preferencia particular, y su participación en dichas logias, fue seguramente lo que vino a determinar en él una verdadera conciencia masónica sobre los problemas sociales, económicos y políticos de su época y por cuya razón, en todo tiempo se condujo como masón en la vida pública de México, leal y congruente con los principio masónicos, que eran sus principios y por ello no es de extrañarse que en el año de 1864 escribiera desde Monterrey a Maximiliano para decirle :

“Y yo que por mis principios y juramentos soy el llamado a sostener la integridad nacional, la Soberanía e Independencia, tengo que trabajar activamente, multiplicando mis esfuerzos para corresponder al depósito sagrado que la Nación en el ejercicio de sus facultades me ha confiado."
Y agrega entre otros de sus connotados principios, los que a continuación expresamos:

"El deseo de saber y de ilustrarse es innato en el corazón del hombre. Quítense las trabas que la miseria y el despotismo le oponen, y él se ilustrará naturalmente, aun cuando no se le de protección directa."

"El hombre que carece de lo indispensable para alimentar a su familia ve la instrucción de sus hijos como un bien remoto, o como un obstáculo para conseguir el sustento diario. En vez de destinarlos a la escuela, se sirve de ellos para el cuidado de la casa o para alquilar su débil trabajo personal con qué poder aliviar un tanto el peso de la miseria que lo agobia."

"Hijo del pueblo, yo no lo olvidaré, por el contrario, sostendré sus derechos, cuidaré de que se ilustre, se engrandezca y se cree un porvenir, y que abandone la carrera del desorden, de los vicios y de la miseria, a que lo han conducido los hombres que se dicen sus amigos y sus libertadores; pero que con sus hechos son sus más crueles tiranos."

"Republicano de corazón y por principios, el poder que ejerzo sólo lo emplearé para procurar vuestra felicidad y para reprimir el vicio y el crimen, y de ninguna manera para ostentar un necio orgullo, como alimento de las almas pequeñas. La autoridad no es mi patrimonio, sino un depósito que la Nación me ha confiado muy especialmente para su independencia y su honor."

"Nada con la fuerza; todo con el derecho y la razón: se conseguirá la práctica de éste principio con sólo respetar el derecho ajeno."

"La democracia es el destino de la humanidad futura; la libertad es su indestructible arma; la perfección posible, el fin donde se dirige."

"Yo no reconozco otra fuente pura del poder más que la opinión pública."

"El pueblo, única fuente pura del poder y de la autoridad."

"A los enemigos, justicia; a los amigos justicia y gracia cuando quepa esta última."

Los principios ideológicos que encierran las transcripciones que anteceden sólo podían concebirse en un masón de la talla del Venerable Hermano Benito Juárez. En ese hombre con alma del zapoteco indómito a quien no le arredra la miseria del medio en que nació, ni la rudeza de circunstancias que rodearon los primeros años de su existencia para incorporarse a la civilización de su tiempo. En ese hombre a quién tampoco le arredraron las condiciones sociales y económicas en que llevó a cabo sus estudios para más tarde ingresar a la vida pública de la Nación, como tampoco fueron obstáculos para él las persecuciones políticas, las traiciones de sus correligionarios, los peligros de muerte, los amagos de las potencias extranjeras, las artimañas diplomáticas, ni las tentativas de poder por adulación para que su carácter de brújula indeclinable de desviarse del punto cardinal de servicio a México. Su empeño fue tan grande y maravilloso en ese objetivo central de la Patria, que sólo la muerte pudo separarlo de ese camino luminoso que todos los mexicanos tenemos la ineludible obligación de seguir.

Fue tan grande la figura de Benito Juárez que sus ideas filosófico-políticas aún retumban en el mundo de nuestros días y a cien años de su fallecimiento cuando nos dice que: "La democracia es el destino de la humanidad futura; la libertad su indestructible arma; la perfección posible, el fin donde se dirige." Pero además, en esos principios inmutables construye con tal maestría insuperable, el indestructible edificio en que anida la doctrina de la libre autodeterminación de los pueblos al sostener que La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre, como es libre en el hombre la facultad de pensar. Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala. Nada de contemporizaciones con los hombres viciados y con los que se han acostumbrado a hacer su voluntad como moros sin señor.

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